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Hoy te observé

Hoy te observe… llegaste desde el silencio.
Tus prendas negras rompieron la continuidad de las paredes,
no pude dejar de observar tus manos inquietas al interior de aquella maleta;
la que observo siempre con aire de rival,
sacas de ella dos o tres libros, con su lomo marcado y polvo en sus orillas,
venidos quizá, de algún estante bibliotecario.
Un centenar de hojas copiadas y resaltadas, ajadas del doblar y del desdoblar.

De la inquieta mirada al cielo,
al interior del desconocido contenedor en el que juguetean tus manos,
y de allí como del sueño a la realidad,
una brillante manzana, que con deseo sublime acaricias y muerdes.

Y el instante interminable, sin inicio, sin fin,
simplemente en el placer perpetuo que me lleva a imaginarte,
que me hace irremediablemente perderme en un suspiro;
mientras con tu imagen se llena mi memoria y se vacía mi espíritu.

Tus cabellos rizados que ocultan temporalmente tu rostro,
mientras observas tus manos jugueteando con la luz a través de la ventana,
y mientras aquella estética del silencio, nos arranca las palabras,
aquellas que rodean nuestro espacio.

Sigo sin prestar más atención
que al lugar donde tus ojos se fijan,
y cuando ellos y los míos de forma tangencial se encuentran,
una amable sonrisa acaricia mi alma.

Que bella te ves hoy vestida de negro,
jugueteando con la luz que atraviesa la ventana,
mientras tu boca transforma el universo contenido en aquella manzana,
me he quedado suspendido en ese instante, eternamente suspendido.

 

iam@arthecrow.org


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