El Hada Luchadora De Bodmin
Joan Wytte nació en Bodmin en 1775 y murió en 1813 de pulmonía bronquial en la cárcel de Bodmin, a los 38 años. Su carácter violento le llevo a ser encerrada por la agresión a otros habitantes del pueblo; debido a su irritabilidad producto de algunas dolencias físicas, además acusada de brujería y hechicería por sus aparentes habilidades adivinatorias y poderes relacionados con la clarividencia.
Este poemario corresponde al estilo de las baladas líricas de Wordsworth, en las que se toma un elemento o acontecimiento real de la época y se elabora un escrito poético experimental, muy cercano al verso libre hecho de elementos cotidianos y populares.
El Hada Luchadora De Bodmin -por Jimmy Morales
I
En medio de la noche brillaba la luna,
y alrededor de ella, de claro color, un halo brillante,
que hacia temblar las rodillas en la escena nocturna,
donde el viento se detuvo bajo la imagen abrumante,
de las presentes, palabras no se oyó ninguna,
y como un grito silencioso o un suspiro arrogante,
a este mundo llegó con aliento de infortuna,
¿qué dolor traerá su pensamiento beligerante?
A las tierras frías y oscuras de Bodmin
en medio de la noche asomo arrasando,
y las almas lloraron, por algún perdido benjamín,
en casas y templos estuvieron por su regreso orando,
mientras en sus cabellos siempre se olió a jazmín,
otros tantos conspiraron en un estado callado,
mientras se escuchó el futuro en sus labios carmín,
la llegada de una maldición, en forma de normando.
II
Cual diferente es el sueño de la realidad,
que en sus ojos cerrados no existe tal distinción,
solo en el medio de la noche su poder y cualidad,
de quien busca y conoce el futuro, se hace seducción,
y día tras día el escéptico se llena de credulidad,
con el tiempo su saber y arte le llevan a la divinización,
ella que del saber ancestral hace parte de su feminidad,
la respuesta ante tal verdad, es la profunda exhalación.
Desde el fondo del bosque se reclama conocimiento,
al alivio de cientos de dolores y dolencias,
y sus penas en el fondo del bosque en total aislamiento,
tranza los sufrimientos de la enfermedad como mercancías,
dejando el dolor como olvidado lamento,
así su comunión de la sanación se hacen nupcias,
y no hay quien dude de su divino talento,
del que solo quedan las prendas, la cura y las gracias.
En busca de su cura no teme al recorrido,
sabe bien encontrar en el bosque sus misterios
y a cada cual entre sus quejidos y su ser adolorido,
el saber desde lo profundo de las sombras, llega con nuevos bríos,
del sauce escondido invoca al mago dormido,
y con sus secretos arranca sus miedos y los míos,
la sanación no es fácil pero hay que hacer el recorrido,
que en sus direcciones confunde, como el ir y venir de los alisios.
III
De dolor humano su cuerpo no escapa,
y en lamentos, su imagen se hace colérica,
el grito reprimido se atrapa,
su rededor prueba, en la forma empírica,
no hay forma de ocultarlo ni cubriéndole con capa,
canciones no son suficientes, ni las rimas ni la lírica,
ni en la cueva oculta donde su entrada se solapa
con los conjuros que son llave de la verdad geométrica,
cual sonido mágico y armónico del arpa,
cual burla de la vida misma, no se puede curar, vil vida satírica.
Del bosque el hada obtuvo sus secretos,
y no fueron suficientes sabiduría y poder,
en medio de sus dolores hechos lamentos,
se niega rotundamente a intentar ceder,
de sus poderes se hablo, tal como el pacto con los muertos
las creencias chocaron y solo podían ofender,
el legado traído del bosque por los vientos,
sin que nadie entendiera como poder responder.
IV
Todos aquellos que por su saber curados fueron,
después de una riña de incomprendidos motivos,
tomo al normando halado de su cinturón,
como si de astillas con los dientes arrancara los clavos,
o de un solo impacto destrozara aquel jarrón,
estaba ya más del lado de los muertos que de los vivos
y en una sola fila de insultos, hecho un sólo palabrón,
de los gritos todo se consterno, volaron los cuervos,
la tierra se humedeció de sangre después del fuerte agarrón.
V
Por la agresión fue encerrada, en una fría y lejana mazmorra,
en la fría y húmeda celda, rápidamente enfermo,
de su sabio rostro pronto la sonrisa se borra,
y la predicción constante, se fundirá en el silencio eterno,
por los bosques hará que su último suspiro corra,
desde todo punto cardinal a su otro extremo,
sin cansancio como en la tarde la ladrona zorra,
que en sus fauces lleva el botín supremo,
con él a su manada de bienestar envuelve y forra,
lo que para la humanidad es su último grito blasfemo.
De su muerte no queda ningún otro camino,
que el de intentar regresar,
y evitar desde el más allá el olvido,
a la tierra que nadie ya le sabe amar,
de forma siniestra se le recuerda lo vivido,
eterna hada luchadora, creada de bondad.