Amor de mi dolor
Amor de mis días, terror de mis noches,
cuanto más te espero, mayor es mi desgracia,
amor de mi dolor.
Torturador de lo poco que queda,
que difícil es saber que estas aquí
para alejarte …
que difícil es no dejarte marchar.
Algo de mi, quiere seguirte,
te busca en todas direcciones,
son mis ojos que buscan tu mirada.
Amor de mis días, terror de mis noches,
lamento que se hace perpetuo,
y la herida que nunca cierra,
para que la carne se pudra una y otra vez,
para que el dolor jamás termine,
esa eres tu …
amor de mi dolor.
Alguna lágrima quiere escapar,
mi rostro se transforma,
la melancolía parece renacer.
Amor de mis días, terror de mis noches,
el vacío que dejas, en cada instante.
Es el grito sin eco,
la privación de los sentidos,
tan rápido como llegaste te alejas.
Y cada instante …
es saberte inalcanzable.
Un halo de oscuridad y de tristeza
se expresa al mundo.
Y la sensación de encontrarse perdido.
Amor de mis días, terror de mis noches,
que en la mañana me llenas
con aquella sonrisa,
y en la tarde, me vacías cuando te alejas.
Amor de mi dolor,
caminas en aquella dirección …
tan alejada de mi sendero.
Sin rumbo,
es la sensación en la que habito,
la que me consume.
Amor de mis días, terror de mis noches,
y la angustia del atardecer,
se agranda la distancia
y tu ser se desvanece al llegar la oscuridad.
Se entretejen mis miedos,
se incrementa la incertidumbre …
¿qué pensamientos rondan tu mente?
Decaigo suavemente,
mis ojos cierran
para torturar mi espíritu.
Amor de mis días, terror de mis noches,
las pesadillas me invaden,
violentamente abro mis ojos, para no encontrarte,
y temo cerrarlos nuevamente.
El horror se hace respirar,
es el llamado, la respuesta a tu ausencia …
la entrada al lugar donde se pierde toda esperanza.
Cada una de tus partidas,
es el reinicio de mi condena.
Es el eterno retorno.
Amor de mis días, terror de mis noches,
desciendo lentamente al olvido,
allí donde realmente se encuentra la muerte,
en mis pesadillas,
invadidas de tortura y lamento,
petrificado entre hielo y fuego…
un espíritu templado en el clamor del sueño.
Que difícil es amarte,
e intentar que lo escuches,
que difícil hacerlo desde el silencio.
Amor de mis días, terror de mis noches,
y al cerrar mis ojos desciendo en espiral,
se atenúa el grito hecho de tu nombre,
y una extraña resignación me invade,
no imaginas el significado de cada roce,
de cada sonrisa elevada al universo …
De cada acto que demuestra tu existencia.
Y mis deseos vuelan como la mariposa de papel,
aquella que una tarde lluviosa
escapo del interior de Pandora.
Amor de mis días, terror de mis noches,
clandestinamente he capturado tu voz,
para escucharla repetir la mismas palabras una y otra vez,
para que el tono sea impreso en mi memoria,
para que no se olvide, como no se olvida …
cuando se resquebraja en la mañana,
y nos invade ese olor y sabor de la canela.
Decir y oír tu nombre
no sabes cuanto duele.
Ni cuanto reconforta y alegra.
Amor de mis días, terror de mis noches,
amor de mi dolor, amor que persigue mi alma,
de las sensaciones que llenan mis días,
que motiva mi despertar …
el demiurgo de cada inhalación.
Hay tantas cosas que te quiero decir.
Tal vez mañana, cuando salga el sol, lo haga.
Iam@arthecrow.org