Que triste sería despertar
Anoche un recuerdo me tomó por sorpresa,
la imagen de tu piel ocultó de mis ojos el universo
y de forma abrasadora, purificó mis pesadillas.
Mientras la oscuridad me invadía lentamente,
de mis venas retumbaban queriendo salir
todos mis deseos líquidos.
El erizar provocado por el susurro del cálido aliento,
y aquel desterrar de las maldiciones.
El abrazo y el silencio.
Se apoderó de mí el imaginario húmedo,
la caricia excitada desde la frente que recorre hasta la espalda,
allí en la fuente de toda emoción.
En el silencio de la noche un recuerdo me recorre,
sus dedos se entierran en mis párpados,
y se sumerge violentamente en mi.
Y su piel que se hace de la mía entrecruzando mundos.
Y me ahogo en el invadir de sus labios.
Y me hago un ser de deseos.
Que triste sería despertar
para descubrir que no estoy vivo.
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